Ser bombero es una
condecoración, un mandato, una necesidad, una obligación genética.
Ser bombero al fin, es encontrar lo
verdadera escalera de incendio de la vida, aquella que propone cualquier
intento de gratificación personal, frente a la catástrofe o al infortunio
ajeno, todo le compete, y todo les duele, a los "bomberos", sin
detenerse en la lástima, simplemente actúan, como respondiendo a un mandato ancestral,
muchas veces producto de la mejor, de una herencia familiar.
Para el vacío mundo de
frivolidades y luminosidad que algunos pretenden como ideal, nada más ajeno que
un bombero, trabajan enmascarados, escrupulosamente, cuidan el anonimato,
declinan todo tipo de honores o gratificaciones y subordinan todo a sus tareas,
incluida la relación familiar, poniéndolo en segundo plano ante la urgencia de
la llamada, cobran cero solo facturan con calidez interior, con satisfacciones,
que solo pueden ser mensuradas por ellos mismos, y que hasta sería difícil para
el resto, sumergidos en actitudes individuales, el voluntario arrastra una
larga fama, pero quienes la practican saben que les resta múltiples tareas, hay
apellidos que se repiten, cascos que se heredan, padre e hijos de abuelos o
bisabuelos, héroes de la solidaridad, que solo exhiben un vínculo ancestral con
el fuego o la catástrofe. Debe haber un cielo bombero, seguramente estarán
allí, para sofocar los incendios de la tierra.
Como dijo el primer presidente de la Sociedad Italiana
de Bomberos Voluntarios de La
Boca, Tomas Liberti: “Querer es
poder”.
Sin más los saludamos con
gran afecto y admiración a todos los BOMBEROS VOLUNTARIOS del partido de Chacabuco. Felicidades!!!.
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