Robos de bicicletas y motos del interior de viviendas o en las puertas de conocidos bancos, invasiones de la propiedad con privación ilegítima de la libertad, hurtos en negocios de transitadas avenidas. Estafas telefónicas invocando a ANSES o simulando ser un familiar al que le ocurrió un accidente, personas heridas por ataques con arma blanca, uno de ellos a cuatro cuadras de la comisaría y vecinos mayores golpeados o arrebatados en plena calle.
Baterías de autos que se roban a plena luz del día, motochorros o bicichorros que en repetidas ocasiones abordan utilizando cuchillos y hacen caer a personas que circulan en motos o bicicletas (tuvimos un caso de alguien que terminó con contusiones y un puntazo). Sustracciones en el hospital, como el sufrido por la agente de policía de su cartera con $6.000 pesos estando de guardia.
Familias sorprendidas en sus hogares por malvivientes que ingresan a sus casas y los mantienen como rehenes, conociendo muy bien los movimientos y cómo está integrado el grupo familiar de las víctimas.
Remiseros que a partir de determinada hora comienza a tener miedo y correr peligro en su trabajo; uno de ellos terminó hospitalizado por sufrir un ladrillazo en la cabeza y el robo de dinero en efectivo. Camiones estacionados que terminan con las puertas violentadas y herramientas y estéreos robados.
Instituciones como Racing Club, en las que maniataron al sereno, con una garita a pocos metros del lugar.
Es hora que desde la gestión municipal de Víctor Aiola se definan políticas de seguridad para que en Chacabuco se pueda vivir con mayor tranquilidad. Nos merecemos una ciudad segura, en la que los recursos se direccionen a prevenir el delito, y no a esconderlo ocultando las estadísticas y mezquinando la información. Nuestra sociedad merece enterarse de lo que pasa, el primer paso para intentar resolver un problema es asumirlo.
CONSEJO DEL PARTIDO JUSTICIALISTA DE CHACABUCO
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