Aiola lo sabe, el cambio sólo llegó en su recibo de sueldo. Después de más de 17 meses de gobierno, ningún ciudadano puede decir que su situación económica mejoró, que su sueldo le rinde más, o que pudo conseguir un mejor trabajo.
El aumento de las tarifas llegó para amargar el invierno con un aumento de la luz en un 70% para los comercios y un 44% para servicios domiciliarios.
La emisión y el gasto público llevaron la inflación a las nubes, y se nota cada vez que un vecino va al supermercado, cuando hay que pagar los alquileres, o cuando hay que cargarle combustible al auto.
El hospital junto con las salas de salud y geriátricos, que mostraron altos niveles de eficiencia durante las últimas gestiones peronistas, sufren un deterioro en sus prestaciones y en el mantenimiento, al punto tal, que ya no es la opción elegida por quienes tienen la posibilidad de acercarse al Sanatorio. El hospital que supo ser un igualador social hoy divide a los vecinos entre quienes pueden acceder a un sistema de salud privada y los que reciben una mala atención en el hospital, por falta de insumos o por falta de mantenimiento; a pesar del enorme esfuerzo que hace el empleado del hospital para brindar un buen servicio.
La inseguridad que recibió un aumento presupuestario tampoco mostró mejoras en los niveles de eficiencia, aumentó la cantidad de robos y hasta hubo violaciones en la misma comisaria y un avión narco operando en Chacabuco.
En materia de tránsito la situación no fue la excepción de la regla, cada vez más accidentes, pero sobre todo, cada vez es más caro transitar Chacabuco con la implementación del sistema de recaudación del estacionamiento medido.
El cambio no llegó a quienes no pueden pagar los remedios porque el PAMI ya no funciona igual, el cambio no llegó a quienes no pueden tener un plato de comida, un par de zapatillas para sus hijos, un guardapolvo o unas fotocopias.
El cambio no llegó a todos, pero si le llegó a Aiola y su equipo.
Bloque de Concejales PJ-FpV
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