Desde el 2015 que Aiola llegó a la intendencia quiso instalar en la sociedad -y en parte lo logró gracias a su discurso de odio - que él era la "transparencia" y que en su gestión no iba a haber ni un solo caso de corrupción.
Ya de los primeros meses el lobo mostró sus garras: recordemos el famoso caso de la fábrica de luces Led que tuvo alcance nacional, no solo que no se instalo la fábrica sino que hasta se llevaron la tierra del terreno, caso denunciado ante la justicia que todavía sigue encajonado en algún escritorio gracias a la complicidad del partido judicial.
Y así seguimos, la plata de las viviendas que nunca se hicieron, el movimiento de suelo de las mismas que tampoco se realizó, el dinero que llega del fondo educativo que no se sabe a dónde va, la bicicenda donde se gastaron millones cuando la inversión era mínima y ni hablar de las luces Led de la plaza San Martín, una obra millonaria innecesaria con sobreprecios altísimos, mientras que muchos barrio de la periferia no tienen alumbrado o carecen de servicios básicos.
Las sospechas de corrupción y dádivas que siempre desde la oposición hemos denunciado se han comprobado fehacientemente con los últimos hechos de público conocimiento. A saber:
El proveedor que le hacía retornos a funcionarios que el propio intendente tuvo que reconocer despidiéndolos.
Ahora la famosa compra de tosca en la que el proveedor le entregaba tierra colorada.
Todo ya está en manos de la justicia, esperamos que esta vez no encajonen las causas y que caiga todo el peso de la ley.
El intendente siempre fue un lobo que quiso ser cordero, pero la esencia pudo más, no hay ciudad modelo ni municipio transparente, solo casos de corrupción y funcionarios millonarios, no hay ciudad modelo, ni municipio transparente, solo inseguridad, obras sin realizar, festivales sin hacer, persecución y sueldo de miseria para los empleados municipales. En fin, el lobo está y es nuestro intendente.
Movimiento Mayo en el Frente de Todos
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