Las medidas
llevadas adelante por el gobierno promueven una desvalorización de los
trabajadores en la dinámica económica y social del país, que los aleja
de su protagonismo como motores del desarrollo. Son las inevitables
medidas para el prometedor cambio augura el gobierno mientras maniobra
los hilos del nuevo entramado que libera las importaciones, tensiona el
consumo interno, ajusta las paritarias fijando un techo del 18 por
ciento de aumento, y pone en juego una campaña de voluntariado iniciada
por un militante del PRO para contrarrestar el paro docente.
La suspensión de la paritaria nacional docente
establecida en el 2006 a través de la Ley de Financiamiento Educativo,
reclamada incluso por la Internacional de la Educación; y la oferta de
un incremento salarial del 18 por ciento en cuatro cuotas que apenas
compensa la mitad de la inflación alcanzada durante el año anterior ni
se condice con los pronósticos para el año en curso, promovieron un paro
que pone en conflicto el inicio de clases. Esta situación fue advertida
por el gobierno a través del inicio de una campaña de voluntariado que
inició el militante del PRO y militar vinculado a los servicios de
inteligencia, Mariano Bronenberg. Ante esto, la respuesta del gobierno
de la provincia de Buenos Aires fue la posibilidad de establecer por
decreto el aumento para aquellos gremios que no acaten a una
conciliación obligatoria, dejando a los trabajadores supeditados a una
cláusula gatillo de ajuste por la inflación maniobrada por el mismo
gobierno, y con un derecho a huelga bajo presión por el fallo judicial
que habilita a la gobernadora, María Eugenia Vidal, a descontar los días
de paro.
La industria está sufriendo un ajuste para su
adaptación a las reglas del mercado global sin tener en cuenta
prioridades y políticas para el desarrollo de la industria nacional, por
lo que cotidianamente las noticias están relacionadas con los despidos y
el cierre de fábricas que a diario se suman a la lista de Textil
Neuquén, Pampero, Cerámica San Lorenzo, Georgalos, Banghó, entre tantas
que se ven amenazadas por la quita de aranceles a la importación. Frente
al advenimiento de una fuerte política proteccionista de parte de Trump
en Estados Unidos, tampoco existe una política que interpele el
Mercosur como un bloque regional desde el que fortalecer intercambios
comerciales.
Se trata de un gobierno de empresarios que
gestionan en la medida de la rentabilidad de sus propias empresas, y
contemplan a los trabajadores dentro de variables de oferta y demanda.
En pos de ello se han instrumentado normas como la modificación de la
ley de ART que restringe las posibilidades de que los trabajadores
inicien acciones legales imponiendo una instancia médica administrativa
obligatoria. Mientras tanto, el Ministro de Educación de la Nación,
Esteban Bullrich, advirtió que “debemos crear argentinos capaces de
vivir en la incertidumbre y disfrutarla” puesto que “hay que entender
que no saber lo que viene es un valor”. Sobre el año 2000 el intelectual
polaco Zigmunt Bauman, describía las experiencias de inseguridad,
incertidumbre y desprotección como al advenimiento de una “modernidad
líquida” donde los trabajadores ven tambalear sus puestos de trabajo en
un mundo que se globaliza y el borramiento de los Estados debilita la
seguridad social.
Estamos entonces ante una de las estrategias de
los gobiernos neoliberales que constituye quebrar el tejido social y
desarticular las demandas, promoviendo el individualismo, la
competencia, y la puja de intereses, lo que no es otra cosa que ajustar
los hilos para gobernar sin el pueblo.
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